Colaboración de nuestra compañera Teresa Pineda, coordinadora del área de Educación para la Ciudadanía Global, para el diario La Opinión de Málaga en su columna de la Málaga SOLIDARIA.
«Seño, quiero hablar contigo» resulta, desgraciadamente, una frase muy escuchada por nuestra asociación cuando acudimos a las aulas para dar talleres sobre violencias machistas. En algunas ocasiones, relatan historias de abuso sexual en sus familias; en otras, violencias machistas ejercidas por parte de sus novios, amigos, conocidos… También es muy habitual no saber quién es el autor cuando proviene de las redes sociales.
Podría parecer un éxito de nuestros talleres que en sólo una o dos horas tantas chicas consigan detectar los casos de violencias machistas que sufren, pero sabemos perfectamente que ésta es la muestra de un sistema educativo incapaz de dar respuesta a un problema histórico, como es el machismo.
Las mujeres adolescentes y jóvenes van tomando cada día más conciencia, como indican los datos del Barómetro del CIS, que muestran que el feminismo, en los últimos años, es una de las temáticas que más interés despierta en ellas. Sin embargo, en muchas ocasiones ni sus familiares ni su profesorado posee las herramientas para acompañarlas en los procesos de salida de la violencia de género, ni las ratios y tiempos de los institutos están pensados para poder hacer frente a esta lacra y a otras.
Nuestra ONGD ha reunido a profesorado de institutos, personal de la Universidad y de asociaciones de mujeres para poder apoyar a los centros educativos en aquellas temáticas que más necesiten, y la violencia machista ha vuelto a ser la protagonista. «Estamos luchando contra un monstruo que el sistema educativo no está sabiendo entender», afirmó una profesora, tras un relato sobre la cotidianidad de la hipersexualización de las chicas en las redes sociales, y su impacto en su autoestima. Toda esta cultura que atraviesa sus vidas y que enseña a los chicos a usar a sus compañeras como objetos de consumo, es el caldo de cultivo de la violencia sexual y de todas las violencias machistas. Después viene la pornografía, cada vez desde edades más tempranas, y con ella, un aumento de la normalización de la violencia sexual.
Comienza el curso sin cambios que promuevan la necesaria igualdad de género y educación sexual que promete la actual Ley de Educación, y de la que debe ser garante nuestro sistema educativo. En Andalucía, incluso, se eliminó la única asignatura centrada en esta temática, ‘Cambios sociales y de género’, justo en la comunidad autónoma que más lo precisa: El 23% de las chicas adolescentes víctimas de violencia de género con medidas de protección, son andaluzas, según el Instituto Nacional de Estadística. ¿Qué puede hacer nuestro profesorado ante tal situación?
Desde Prodiversa apostamos por una educación que ponga a las personas en el centro, y que aborde los grandes desafíos e injusticias a los que nuestra sociedad actual se enfrenta. Para ello, hay que hacer una profunda revisión del sistema educativo, y por eso nos hemos lanzado a formar al profesorado y a crear materiales digitales y actualizados. En ellos, expertas en igualdad de género y violencias machistas les contarán a las chicas y chicos cómo detectar y actuar ante estas violencias.
Pero necesitamos a toda la sociedad exigiendo que un problema de tal magnitud sea abordado integralmente por las instituciones públicas. Precisamos una respuesta clara y uniforme para que cuando estas chicas vuelvan a sus clases, tengan la certeza de encontrarse en un lugar seguro donde serán acompañadas con todo el respeto y conocimiento preciso. Pues la escuela es su referente de institución pública responsable y debe estar claramente posicionada y preparada.
La transformación feminista necesaria para la erradicación de las violencias machistas tiene su centro en las aulas, y desde Prodiversa le damos la mano a todo el profesorado, instituciones y personas para seguir avanzando hacia la igualdad entre mujeres y hombres.