La violencia de género es un problema social y de salud pública. Su erradicación implica la acción conjunta de todos los agentes sociales y los servicios de Salud Pública adquieren un papel clave. Como entidades especializadas en la atención social, La Mitad del Cielo y Prodiversa, incidimos en la especial situación de vulnerabilidad frente a esta violencia de las mujeres inmigrantes.
Sufrir violencia de género afecta a la vida personal, familiar y social de una mujer. Tiene un impacto en su salud integral provocando problemas, trastornos y dolencias en todos los niveles: físico, sexual y psicológico. Son frecuentes lesiones en su cuerpo, problemas fisiológicos, crónicos, trastornos de Estrés Postraumático, trastorno disociativo, baja autoestima, depresión, adicción, y hasta suicidio; el sistema inmunológico y neuroendocrino en general se ve afectado aumentando la posibilidad de sufrir enfermedades. Son comunes problemas ginecológicos, mayor probabilidad de muerte en embarazo y parto, de aborto y de mala salud del recién nacido. Todo su entorno se ve afectado, especialmente sus hijos/as que crecen en entornos violentos, con graves consecuencias para su salud psicológica y física.
Cuando además de ser mujer se es inmigrante el riesgo de padecer y morir por violencia de género es mayor (5,3 veces más según el Área de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alicante). En 2023 fueron 58 las mujeres asesinadas por violencia machista en España, de las cuales 25 eran inmigrantes, un 43% del total. En 2024 llegó a 48,8%, con 21 extranjeras de las 43 mujeres asesinadas (Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género, Ministerio de Igualdad).
Existen factores asociados a la condición de inmigrante que la exponen a un mayor riesgo: irregularidad administrativa, barreras idiomáticas, insuficiencia de redes de apoyo social, familiar, vecinal y comunitario, dependencia del agresor, trabajos precarios -empleo doméstico y cuidados -con excesiva carga de trabajo, salarios bajos, inestabilidad, desvalorización… Otro factor de exclusión son las barreras y dificultades que se encuentran en el acceso a los recursos, entre estos, el sanitario.
Los servicios de salud tienen un papel fundamental en la detección, actuación y prevención de la violencia de género; el 90% de las mujeres que sufre maltrato actúa al respecto y lo hace a través de dos vías: hablan con familiares, personas de confianza, asociaciones o denuncian y/o buscan ayuda en los servicios de salud, sobre todo en Atención Primaria y Servicios de Urgencias (Instituto Andaluz de la Mujer). Y un sistema precarizado, con una preparación deficiente para atender la diversidad, deriva en una percepción más como amenaza que como protección.
Y es que para eliminar la violencia de género las actuaciones deben incluir a todas las mujeres y sus circunstancias, poniendo especial atención en las inmigrantes que son casi la mitad de las asesinadas. Para ello necesitamos un sistema sanitario público, de calidad, accesible e integrador, capaz de protegerlas frente a esta lacra que nos devora como sociedad.