El espacio Málaga Solidaria de La Opinión de Málaga, que compartimos con Cruz Roja Málaga, Málaga Acoge, Arrabal e Incide, recogió el pasado 2 de octubre del 2022 el artículo de opinión de Puede consultar el artículo original aquí.
Apostamos porque el 15 de octubre el ‘Día Internacional de las Mujeres Rurales’ y el 17 de este mismo mes, el ‘Día internacional para la erradicación de la pobreza’, sean fechas claves para la reflexión y cuestionamiento del sistema capitalista y patriarcal que genera esta feminización de la pobreza.
La pobreza la asociamos generalmente a la escasez económica y de recursos materiales; sin embargo, hay una temática importante a abordar cuando hablamos de ella, que es el cumplimiento de los Derechos Humanos. Con este enfoque, la pobreza como un problema multidimensional que va más allá de la falta de recursos, requiere actuar de forma específica en cada una de las dimensiones.
Además, la pobreza se acentúa en el caso de las mujeres rurales, teniendo en cuenta que el 76 por ciento de la población que vive en la extrema pobreza se encuentra en zonas rurales según el Banco Mundial y FMI, al mismo tiempo que las mujeres sufrimos violencias machistas y desigualdades de género, lo que provoca una doble discriminación que deja a las mujeres rurales en una situación de marginación y vulnerabilidad social.
Salir de esta pobreza, por tanto, no implica simplemente una mirada paternalista de las mujeres rurales, como objetos de políticas asistencialistas, si no al contrario, supone una apertura de nuestra visión, supone ser capaz de mirarlas directamente. ¿Qué están haciendo las mujeres rurales? Sostener la vida: Esa actividad a la que todas las mujeres somos obligadas y, a la vez, repudiadas y marginadas por realizarla.
Para ello precisamos de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y de la Agenda 2030, nuestro marco internacional para el ejercicio de los Derechos Humanos, donde las diferentes metas y objetivos deben interrelacionarse teniendo en cuenta las múltiples discriminaciones y las causas estructurales de la pobreza de las mujeres rurales.
En nuestra experiencia en Prodiversa de casi 30 años, donde hemos trabajado en Haití, Senegal, República Dominicana, España y Marruecos, una de las ideas que tenemos más clara es que para erradicar la pobreza es preciso visualizar el papel que ellas ya están ejerciendo: un liderazgo feminista que refuerza su papel como sujetas de derechos. Sin ellas no es posible el desarrollo. Sin considerarlas interlocutoras válidas, cualquier idea, plan o proyecto está condenado al fracaso.