El profesor Samir Naïr se mueve despacio, con cierto aire despistado. Cuando comienzas a hablar con él, empiezas a entender que quizá, esos movimientos son necesarios para no perturbar lo que se cuece en su cabeza: Razones, causas, consecuencias, perspectivas, matices… En su discurso no hay nada gratuito, todo tiene una argumentación sólida que, podrá gustar más o menos, pero está respaldada por años de experiencias y por un bagaje cultural e intelectual envidiable. El profesor Naïr es politólogo, sociólogo, filósofo, de origen argelino, ha asesorado a los presidentes de Francia Miterrand y Jospin en cuestiones relacionadas con las migraciones, propulsó el término Codesarrollo y tiene claro que «la transformación demográfica implica una verdadera revolución mental y cultural».
Durante la conversación que mantuvo con el miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE, Nacho López, en el Ateneo de Málaga, Naïr se reveló como un ferviente europeísta y, como demostración, desarrolló una dura y constructiva crítica a la unión de naciones: «Si tuviera que definir en una palabra lo que falta en Europa es, sencillamente, humanización. Europa nunca ha considerado la inmigración como un problema humano, sino como una variable del mercado europeo». Tras hacer una revisión de algunos hitos de la UE durante los últimos 50 años, el profesor puso en evidencia las fracturas entre algunas naciones, como Alemania y Francia, a razón de las migraciones y la llegada de personas refugiadas, lo que denota que «no estamos a la altura» del objetivo fundamental que sería la construcción de una «Europa política».
La ausencia de políticas serias de desarrollo hacia los países del Sur, «Europa no tienen concepción del Sur», conduce también a la «rutina de la muerte con discursos infantiles», lo que aleja la solución de problemas «que nunca se podrán acabar a través de la policía o los ejércitos». Así, Naïr dejó claro que «sin una política migratoria basada en el desarrollo de los países de salida y entrada, dentro de 10 años seguiremos hablando de lo mismo». Esto será terreno abonado para el crecimiento de los fascismos y el discurso del odio al que solo se puede hacer frente desde el estado de derecho, con las fuerzas políticas unidas contra estos movimientos y con una política económica y social de integración.