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Hoy es el Día Internacional de los Derechos Humanos y la última jornada de los 16 Días contra la Violencia de Género, una iniciativa de ONU Mujeres que hemos seguido desde la entidad con el apoyo y colaboración de diversos agentes de la sociedad civil. No deja de ser algo paradójico la coincidencia del final de esta campaña con un tratado que pasa de puntillas y solo con consideraciones generales sobre la violencia machista directa, simbólica, institucional o estructural contra la mujer. Si bien es cierto que la organización internacional se ha dotado de otras herramientas como la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, aprobada en 1979, que entró en vigor en 1981 y ratificada en la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres (Beijing, 1995).

Los feminicidios, el terrorismo machista, continua en nuestro día a día. Si bien los datos de asesinatos siguen siendo inaceptables, es difícil afirmar que haya avances de consideración en cuanto a las violencias sutiles e invisibles. O al menos existen elementos que nos permiten dudar de ello. En el terreno judicial, por ejemplo, hemos conocido de mano de Charo Alises como «las mujeres que han sido víctimas de una agresión sexual no presentan la misma respuesta ya que depende de multitud de factores». Algo que, si podemos comprender desde la ciudadanía, es sorprendente que no se comprenda desde el poder judicial que, como señala Lorente, trata de forma diferente un hombre solo o una mujer sola, “referencias de una cultura machista que interpreta la realidad de manera coherente con lo que hace que sea de ese modo”.

Esta cultura machista no afecta solo al poder judicial, también desde el ámbito de la comunicación y la educación es señalada como uno de los principales problemas por la Asamblea de Mujeres Periodistas, la Asociación para la Defensa de la Imagen Pública de las Mujeres (ADIPM) o la investigadora Carmen Ruiz Repullo. “Ahora tenemos que dar un paso más y poner de relieve las relaciones de dominio-sumisión, sacarlas a la luz para que la sociedad entera pueda plantearse el pozo oscuro al que conducen” señalan la Asamblea de Mujeres Periodistas, un camino que ADIPM continúa desde el trabajo en la reducción de la brecha de género digital como empoderamiento para contribuir a la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, entre niñas y niños.

Mientras, en el ámbito educativo, Repullo apunta “la construcción de la masculinidad hegemónica como una de las causas de la violencia machista en adolescentes que, unida a la cultura patriarcal y a la configuración del amor romántico, forman los cimientos del proceso de la violencia de género en las edades más jóvenes”. Cultura patriarcal de la que tenemos una gran responsabilidad los hombres, como nos recuerda Octavio Salazar en el manifiesto que ha querido compartir para esta campaña. Porque para que exista una verdadera transformación, como lleva siglos reclamando el feminismo, es “urgente que los hombres no solo nos posicionemos a favor de la igualdad y en contra de la violencia, sino que revisemos la masculinidad en la que hemos sido forjados y la cultura machista en la que hemos sido educados y de la que somos cómplices”.

Y es que, la actuación entre las personas jóvenes, mujeres y también hombres, se convierte en un objetivo prioritario para la erradicación de las conductas violentas. Así, Mujeres en Zona de Conflictos se pregunta “¿cómo sería una sociedad en la que aprendiéramos a querernos bien? Sin dependencia, sin celos, sin posesiones… y con este ejercicio de imaginación activa se generan pistas para que las y los jóvenes puedan detectar de forma rápida cuáles son los ingredientes previos a que aparezca una situación de violencia de género”. También el Arte puede ser una herramienta eficaz para la sensibilización contra las violencias, como demuestra la iniciativa ‘La Madriguera’, la pieza teatral a la que asistieron niños y niñas del programa Caixa Proinfancia de Palma-Palmilla y que convierte las artes escénicas en un instrumento de prevención ante la violencia machista.

Y, aunque no sea teatro, existen otras iniciativas relacionadas como la que nos presentó AIETI y Fundación Luciérnaga, la novela LOMA VERDE, producida en Nicaragua, donde se abordan temas como las violencias machistas, sexual y psicológica que viven las mujeres jóvenes y adultas y la explotación sexual comercial entre otros temas de actualidad. Violencia sexual, en este caso en el entorno laboral, de la que nos ha hablado en primera persona Encarni Martínez Carmona en un crudísimo relato en el que nos dejaba una idea muy clara: “callar no es el camino, contar nuestra historia con el derecho que nos da el haberlo vivido en primera persona, sí lo es”. Mujeres que sobreviven a unas situaciones de violencias vividas en muchas ocasiones desde la infancia, como narra Ana Infante que abre la puerta a que, “de ahora en adelante, voy a darme permiso para no amar a quien nunca nos amó» o como desde la poesía Guadalupe Eichelbaum nos transmite con dos composiciones para reflexionar de las que extraemos este pequeño fragmento:

«No sobrevivo
Vivo
No hay mayor logro
No hay mayor venganza
No hay justicia
No hay sentido»

Si, además, estas mujeres se encuentran en una situación de dobles y triples discriminaciones, como es el caso de las migrantes, su situación se recrudece, como bien muestra el Informe de la Red de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe con la investigación que han compartido: “Mujeres migrantes víctimas de violencia de género en España”.  Y es que el análisis, los datos y la difusión de los mismos de una manera rigurosa es una exigencia en estos días en los que se redoblan los esfuerzos para desinformar y mentir.

Desde PRODIVERSA-Progreso y Diversidad queremos agradecer a todas las personas y organizaciones que han colaborado desinteresadamente en esta campaña de 16 Días de (ciber)Activismo contra la Violencia de Género, por ofrecernos sus puntos de vista, diferentes perspectivas de esta injusticia global y abrirnos un hueco en el ímprobo trabajo del día a día para ofrecernos su relato y su mirada. Muchísimas gracias:

 

Plataforma Violencia Cero de Málaga

Ana Infante García, Psicóloga

Guadalupe Eichelbaum, poetisa y escritora

Carmen Ruiz Repullo, experta en coeducación y prevención de la violencia de género y violencia sexual en adolescentes y jóvenes

Encarni Martínez Carmona, superviviente y activista

Mujeres en Zona de Conflicto

AIETI , Red de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe y Fundación Luciérnaga

Octavio Salazar, escritor y Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Córdoba

Asamblea de Mujeres Periodistas de Málaga (Asociación de la Prensa de Málaga)

Charo Alises, abogada y activista

Proyecto La Madriguera y Caixa Proinfancia de la Palma-Palmilla

ADIPM