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Colaboración de Teresa Pineda, coordinadora de Movilización Social de Prodiversa, para el periódico La Opinión de Málaga.

¿En qué pensamos cuando comienza un nuevo curso escolar? Lo más escuchado es el descanso que supone a las madres, padres y otras personas que cuidan de estos niños y niñas; discurso comprensible cuando el trabajo remunerado y no remunerado nos ahoga. Sin embargo, prima poner el foco en qué tipo de educación tenemos en una sociedad donde los discursos de odio se están acentuando cada día más.
La infancia y juventud se encuentra con un contexto global cada vez más complejo y lleno de desafíos globales y locales interrelacionados, que tienen un elemento en común: la amenaza continua a la democracia, la igualdad, la paz, los derechos humanos y la sostenibilidad del planeta. El alumnado precisa discernir qué elementos y valores deben sostener un sistema sociopolítico donde quepamos todas y todos. Para ello, es imprescindible que el sistema educativo sea garante de “desarrollar al máximo las capacidades, construir su personalidad, conformar su propia identidad y configurar su comprensión de la realidad” así como “fomentar la convivencia democrática y el respeto a las diferencias individuales, promover la solidaridad y evitar la discriminación, con el objetivo fundamental de lograr la necesaria cohesión social” tal y como establece la Ley de Educación, situando en el plano público la responsabilidad de la enseñanza en los valores democráticos.

Para ello, muchas ONGDs y asociaciones colaboramos tanto en la sensibilización y educación a toda la comunidad educativa (profesorado, alumnado, familiares, tutoras y tutores), como exigiendo a nuestros gobiernos que hagan frente al ataque a los derechos humanos que estamos viviendo. Frente al cuestionamiento de la educación en valores a través del veto parental y las narrativas de odio, desde Prodiversa animamos a toda la sociedad a exigir el cumplimiento de la actual Ley de Educación (LOMLOE). Ésta, garantiza el “enfoque de igualdad de género a través de la coeducación” y “atender al desarrollo sostenible de acuerdo con lo establecido en la Agenda 2030” de manera transversal. Igualmente, ahora contamos con una nueva asignatura, Educación en Valores Cívicos y Éticos, obligatoria en Educación Secundaria, entendida como “requisito necesario tanto para el ejercicio activo y responsable de la ciudadanía como para el desarrollo de la autonomía moral y la personalidad del alumnado”.
En este momento histórico crucial donde ciudadanía, instituciones e inclusos gobiernos de Europa está cuestionando los Derechos Humanos, en Prodiversa hacemos una clara apuesta por utilizar las herramientas educativas y la incidencia política para la correcta aplicación de estos avances legislativos. La educación es la clave. Todas y todos podemos incidir.