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El espacio Málaga Solidaria de La Opinión de Málaga, que compartimos con Cruz Roja Málaga, Málaga Acoge, Arrabal e Incide, recogió el pasado sábado (28 de septiembre de 2019) el artículo de opinión de Genoveva García, responsable de la Unidad de Gestión del Voluntariado de Prodiversa-Progreso y Diversidad.

“La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo”. Esta descripción de Eduardo Galeano sintetiza el concepto de voluntariado que la propia Plataforma del Voluntariado en España define como: “La Acción Voluntaria organizada que se desarrolla dentro de una organización sin ánimo de lucro por personas que, de manera altruista y solidaria, intervienen con las personas y la realidad social frente a situaciones de vulneración, privación o falta de derechos u oportunidades para alcanzar una mejor calidad de vida y una mayor cohesión y justicia social como expresión de ciudadanía activa organizada”.

 Más allá de este principio humanitario, esta acción voluntaria supone para la persona que la ejerce una serie de motivaciones y oportunidades a las que nos gustaría referirnos. En primer lugar, resaltar que la generosidad no genera derechos, pero sí puede ayudar a mejorar tus competencias profesionales. Sabemos que el voluntariado es un acto altruista, que no supone recibir ninguna gratificación económica por ello. Mucho menos puede entenderse como una “segura contratación” con vistas a un futuro inmediato.

No obstante, las empresas comprometidas con la transformación social valoran notablemente la acción voluntaria como una propuesta de valor asociada a las competencias de la persona, tanto profesionales como personales. Comprometerse con una causa e incorporarse a una entidad sin ánimo de lucro supone una tarea que conlleva responsabilidad, organización, aprendizaje, acción, valores adquiridos, trabajo en equipo y muchas otras competencias y habilidades que pueden tener valor en el mercado laboral.

El dato es demoledor: solo uno de cada diez jóvenes parados menores de 25 años sin experiencia previa encontró trabajo en 2018. Frente a esta realidad, las actividades de voluntariado pueden ser recogidas como experiencia laboral, pero el peso que generen sobre nuestro currículum es muy variable. Va a depender en gran medida de lo alineada que nuestra acción voluntaria esté con nuestra formación profesional, el tipo de tarea o proyecto desarrollado o el aprendizaje y competencias adquiridas entre otras. Un proyecto de voluntariado que implique el aprendizaje o mejora de un idioma, competencias digitales, innovación social y tecnológica, metodologías o investigaciones disruptivas puede ser valorado como una trayectoria laboral de peso. A lo que sumar, por supuesto, el compromiso, la empatía y los valores adquiridos que conlleva.

Por último, destacar la ‘condición de futuro’ que los Objetivos de Desarrollo Sostenible otorgan al voluntariado. En 2015, la ONU establece los ODS como una iniciativa para dar continuidad a la agenda de desarrollo 2030. En este marco se entiende la acción voluntaria como eje fundamental para la transformación social dado el protagonismo que el voluntariado tiene como vehículo para el desarrollo sostenible.

 

En Prodiversa el voluntariado ha contado siempre con un valor especial, lo que llevó a crear la Unidad de Gestión de Voluntariado para ofrecer asesoramiento en esta materia. Desde clases de español, apoyo escolar o sensibilización social, consideramos como un enriquecimiento mutuo la labor que el voluntariado realiza en la organización.